miércoles, 11 de enero de 2012

¿Temporada de recortes?

Tras unos largos meses en los que mi crisis no sólo ha sido económica, sino también de ideas y de ganas de escribir, hoy retomo el blog con ilusiones renovadas. Y lo hago porque a punto está de empezar una nueva temporada. Atrás han quedado los aburridos meses de invierno de improductivas reuniones del G-nosécuántos, de licitaciones por plazas de toros (Las Ventas incluida), de innumerables gestas en América a las que, excepto en muy contadas ocasiones, suelo dar poca importancia y de cambios de apoderamiento de unos cuantos toreros en paro que, con toda probabilidad -salvo un golpe de suerte en Madrid,  o una retirada a tiempo-, volverán a ser noticia el próximo año por idéntico motivo.
Y, mientras se empiezan a fraguar las primeras ferias, la palabra de moda en España –“recortes”- ocupa la mente y preocupa a los bolsillos de los distintos estamentos taurinos. En primer lugar, de los profesionales (aquellos que viven o intentan vivir del toro, muchos de ellos con poca profesionalidad), ya que deberán recortar sus pretendidos honorarios si quieren figurar en los carteles. Por otro lado, de los propios empresarios –los que contratan cualquier cosa con el único fin de obtener el mayor beneficio posible-, pues si los primeros no recortan, tendrán que sustituir las corridas por espectáculos de recortes (mucho más baratos y con lleno asegurado). Y, por último, de los aficionados (pobres ciudadanos de a pie, en su mayoría, a los que el gobierno ha recortado bastante), que ya nos estamos temiendo que en vez de recortes en los precios de las entradas como incentivo, lo que nos van a recortar será la calidad de los festejos y, lo que es peor aún, los ya bastante recortados pitones y el cuajo de los bichejos que casi todas las tardes nos cuelan como toros.

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