jueves, 15 de septiembre de 2011

Tarde de regalos en Albacete

Se pensaba el primero si se arrancaba al caballo y un asistente del Tendido 9 (para los que no lo sepan, como el 7 en Madrid) increpaba al picador porque “no se atrevía a cruzar la raya e ir a por el toro”. Y ello con el beneplácito de todos los que le escucharon decir semejante barbaridad. Tal cosa, que pudiera pasar como simple anécdota, nos ayuda a descifrar y contar lo que ha ocurrido esta tarde en Albacete. En primer lugar, que la corrida de Albarreal (remendada con uno de Algarra), que estuvo correctamente presentada (a excepción del tercero, que bajó un poco el listón y que, cosas del toreo, recetó una gravísima cornada a Jimeno Mora, hasta el punto de que según el cirujano que lo operó es incluso posible que lo retire de los ruedos para siempre), ha sido en conjunto mansa en el caballo y de juego variado en el último tercio.
En segundo lugar –y mucho más preocupante- nos viene a reflejar el nivel de afición que últimamente acude a los tendidos de mi querida plaza. Si quitamos la seriedad del toro que se lidia –y a buen seguro que de eso se ocuparán las figuras en cuanto vean la menor posibilidad de hacerlo- este coso, y su feria de septiembre más concretamente, se está convirtiendo en una plaza de pueblo en la que se dan orejas a diestro y siniestro. Hoy se regalaron las tres, una por coleta, para que ninguno se queje luego.
Una para Miguel Ángel Perera en el primero, por una correcta labor templada y ligada ante un toro noblón que repetía las embestidas sin terminar de entregarse. Como la cosa no calaba con fuerza, a mitad de faena optó por el ya conocido arrimón de su repertorio y, tras una estocada caidilla, pero de fulminante efecto, no sólo le regalaron una oreja, sino que hasta le pidieron con fuerza la segunda. El cuarto embistió a la muleta como por obligación, sin transmisión alguna y Perera, por no quedar mal con el animal, estuvo a su altura. Muletazos sosos y vulgares que no dijeron nada. Necesita este torero un oponente más encastado y de más transmisión y no ha tenido ninguno de ellos en su paso por Albacete este año.
Otra,  para Miguel Tendero en el tercero de la tarde. Una lástima que el toro se rajó muy pronto, porque en una tanda con la derecha y otra con la izquierda hizo el mejor toreo de la tarde. Pero eso, mala suerte que huyó a las tablas, donde el torero porfió y se peleó con él haciendo tiempo para entrar a matar. Lo consiguió al segundo intento, pero aún así le premiaron con otra orejita. Poco pudo hacer en el sexto, que no valió para nada. Y miren que lo intentó –lógico, pues viendo el precio al que cotizaba hoy la puerta grande, merecía la pena un poco de esfuerzo-, pero nada. Encima, estuvo muy mal con la espada.
Y como no hay dos sin tres, cómo dejar al pobre Castella sin su presente. Para él, los Reyes Magos llegaron en el cuarto de la tarde -el mejor toro de la corrida-, en el que el francés estuvo muy mal: pico, fuera de cacho, enganchones, trapazos, falta de ligazón, apatía, toreo despegado y echando la embestida hacia afuera, etcétera, etcétera. Pero mató al toro y, para que no desentonara, pues oreja que te va…En su primero, uno grandote de Algarra que iba y venía, con mejor son por el pitón izquierdo, dio el francés un montón de naturales sin llegar a decir nada a los tendidos.


2 comentarios:

  1. Señor Javier, no soy del 7, pero como si lo "fuerésemos", que se dice en mi pueblo; tampoco soy del 9, de Albacete, sépase.
    Vistos los primeros párrafos he intuido que podría leer algo interesante sobre la suerte de varas; mas no, ahí ha quedado todo sobre el tema; se ve que se le debió pasar por alto.
    Ya se insultó a la Fiesta con los petos; después con las dos rayitas, un insulto más.
    Párese a pensar con atención, el fondo de razón del aficionado espontaneo de esa corrida, que si bien contrario al Reglamento, podía tener en su mente más contenidos de razón taurómaca, que todos estos asquerosos reglamentos demagógicos juntos.
    Reciba mi saludo.

    Gil de O.

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  2. Estimado camarada de afición:
    De la corrida dije que en general fue mansa en varas. Decir más estimo que, en este caso, sería repetir lo mismo de todos los días (toros que se dejan al relance de un capotazo, toreros que se quedan a la derecha del picador -o izquierda, según miramos-, puyazos mal colocados que ni siquiera se rectifican, simulacros de suerte de varas porque el reglamento lo exige, cariocas, etc., etc.).
    Respecto a lo del cruzar la raya, es cierto que en su día fue una exigencia de los picadores, y que tiene más sentido y más riesgo el puyazo en las afueras, sin la protección de las tablas y donde el toro debe empujar más. Pero, en mi opinión, una cosa es salir para afuera a hacer la suerte de varas y otra cosa es, protegido con un peto, no guardar siquiera una distancia mínima entre caballo y toro y salirse a traición a por el toro parado...
    Un afectuoso saludo

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