martes, 13 de marzo de 2012

Comienzo de Fallas

Han transcurrido las dos primeras de abono de la feria de Fallas y uno tiene la sensación de haber pasado por eso de las duchas de contraste de un Spa (de los de lujo, por supuesto, dado el precio de las localidades). De calor, el chorro, el primer día, con una corrida muy bien presentada de Adolfo Martín y de juego interesante, con toros complicados, alguno de dulce y un par de ellos encastados. Con tal material, bastante es que los toreros se anunciaran para guardarles el mayor de los respetos. Más aún, David Esteve se gustó a ratos con el noble tercero y Castaño se mostró como un buen lidiador y torero poderoso frente al bravucón quinto.
Sin embargo, no quiero pasar sin reprochar al salmantino que cada torero debe tener su propia personalidad y no ir de imitador de nadie ni tratar de cubrir huecos que ciertos sectores de aficionados quieren rellenar (de hecho llevan ya tiempo intentándolo y no encuentran al sustito adecuado). Debería saber Javier, además, que todos esas cosas de montera calada en la faena de muleta, hombreras enormes (a eso aún no ha llegado, pero todo se andará),  y demás detalles, con los que se busca recordar la torería de antaño, se quedan en tonterías desde el momento en que sale al último de los tercios con un trozo de madera en lugar de la espada de verdad.
El chorro frío (o helado, más bien) fue la corrida del domingo, con los tres mediáticos en el cartel. O mejor dicho, dos mediáticos y otro con gran tirón de masa popular, como es El Fandi. Nada tengo que reprochar a este torero, pues es un muchacho honrado que da todo lo que tiene e intenta hacerlo lo mejor posible (cosa distinta es que no sepa más). Además, lleva mucha gente joven al tendido y con suerte algunos de ellos se engancharán y se convertirán en buenos y asiduos aficionados, que falta nos hacen.
Lo de los otros dos es caso aparte. Llega un momento en la plaza en que se olvidan de la seriedad de su profesión y se convierten en títeres de la charlotada, pendientes más del público y sus exigencias que de hacer el toreo de verdad. Y mira que enfrente tuvieron unos toretes que se dejaron hacer (y no poco). Pues nada, ellos a su circo: salto de la rana, rodillazos, trapazos mirando al tendido, culerinas, más rodillazos, guiños y sonrisas a la solanera,…Y luego, encima, quieren que se les respete.